Poesía Gótica.
Horrendo grito de la noche oscura,
el rió se ensañaba en su venganza…
Y ocultando a sus hijos en el fondo
le quitaba de un tajo la esperanza.
Demonios y fantasmas nocturnales,
entre irónicas y faustas carcajadas
han marcado sus cuevas sepulcrales
con la sangre inocente derramada.
Y loca entre las nieblas de la noche
cubierta de dolor la desgraciada
lloró desesperada en un derroche,
de vampiros, de íncubos y de hadas.
Devuélveme a mis hijos le gritaba
en su dolor de mujer, la madre loca,
al rió que en sus negruras se llevaba
los delirantes quejidos de su boca.
Era fantasma y demonio la malvada,
la llorona de Texccoco la llamaban,
y los hombres hipnotizados de lujuria…
Con pasiones de lobo la abrazaban.
Mitad serpiente, mitad mujer la desdichada,
¡Al besarlos sus gargantas destrozaba!...
Y en la atribulada zozobra de la noche
clamaba por sus hijos y lloraba.
Los ahogó y arrepentida los buscaba,
devuélveme a mis hijos suplicaba,
y ante el horrendo dolor de su reproche,
¡Lucifer extasiado la miraba!...
Pero al fin Dios se apiado de su condena…
Y le puso punto final a tanta pena,
ahora descasa en paz con sus dos hijos,
y los cubre de amor la luna llena!...
Ya las sombras no escuchan su gemido,
ya la angustia no vive en su latido.
abrazada a sus hijos con ternura
¡La llorona amorosa se ha dormido!...
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